Flujo continuo y eliminación de humo: ventajas de AirSeal iFS en TaTME
Para el Dr. Roel Hompes, cirujano colorrectal en el Amsterdam UMC, el uso de AirSeal® iFS en TaTME es imprescindible. Así lo expuso en su intervención en el webinar sobre los beneficios de la laparoscopia colorrectal con presión baja y estable en el neumoperitoneo organizado por ConMed y retransmitido por Oncostream.
Y es que la escisión mesorrectal total (TME) es un tipo de cirugía compleja, que se realiza en un campo quirúrgico muy reducido, y en el que es necesario preservar vascularización y nervios para que el paciente no pierda funcionalidad. Sin embargo, cuanto más bajo es el tumor, más compleja resulta la cirugía. Para salvar esta dificultad se plantea el abordaje transanal mediante TaTME. Una técnica que no es completamente nueva, sino que se basa en cuatro técnicas quirúrgicas anteriores: la escisión total mesorrectal (TME), la cirugía transanal transabdominal (TATA), la microcirugía transanal (TEM) y la cirugía transanal mínimamente invasiva (TAMIS).
La escisión mesorrectal total transanal (TaTME) aporta una resección quirúrgica de mayor calidad, mejora los resultados oncológicos y mejora la función al preservar mejor los nervios, reduce las conversiones y permite realizar una mejor anastomosis al reducir el grapado cruzado. Aunque puede utilizarse tanto en cáncer de recto como en otras patologías como la enfermedad inflamatoria intestinal, estenosis rectales o fístulas complejas, esta técnica está especialmente indicada en pacientes con cáncer de recto medio-bajo o con una pelvis estrecha.
¿Qué aporta el uso de AirSeal® iFS al TaTME?
El uso del sistema de insuflación inteligente Airseal® iFS en TaTME ha sido determinante para el avance y buenos resultados con esta técnica quirúrgica tan compleja. Tal y como indicaba el Dr. Hompes, “el abordaje transanal requiere el uso de un insuflador de flujo continuo y que elimine rápida y constantemente el humo, como lo hace Airseal® iFS, para poder realizar un abordaje seguro y mucho más estable, posibilitando una cirugía meticulosa”.
En el campo transanal la insuflación constante de CO2 que realiza Airseal®® iFS ayuda a que no haya bamboleo en el tejido y a que el campo operatorio se mantenga estable incluso bajo aspiración. Además, Airseal® iFS responde de inmediato a los cambios en la presión establecida, ajustando automáticamente el caudal en tiempo real, lo que evita la pérdida de neumorectum y, además, reduce la absorción de CO2 por parte de los pacientes.
“La eliminación constante de humo hace que haya un menor empañamiento de la óptica, ofreciendo una excelente visión en comparación con los dispositivos de insuflación estándar”, destacó el Dr. Hompes, quien también recordó la importancia de la colocación del puerto de acceso de AirSeal® en TaTME, “que debe ubicarse en el cuadrante izquierdo superior del dispositivo transanal GelPoint© Path, para evitar la entrada de fluido en el equipo y que este se contamine”.
Potenciales riesgos de la insuflación transanal
Para concluir su intervención en el webinar, el Dr. Hompes, recordó que la insuflación de CO2 de forma transanal es totalmente diferente a la abdominal. “Si se usan altas presiones en el abordaje a través del ano el tejido tiende a subir y esto distorsiona totalmente la visión y la apreciación de la anatomía, lo que puede llevar a planos quirúrgicos erróneos”. Para evitar que esto suceda, él aconseja “lograr una distensión luminal buena, pero al empezar con la disección TME tratar de reducir la presión a 12 mmHg para tener la menor distorsión anatómica posible”.
Además, hizo especial hincapié en que en el abordaje transanal hay que tener especial cuidado con la creación de halos derivados de la presión de CO2 insuflado, ya que estos halos pueden hacer confundir el plano de resección. Por ello, “es recomendable reducir la presión todo lo posible”.
Por último, otra cuestión a tener en cuenta durante la cirugía TaTME, es el embolismo gaseoso. Un problema que no se deriva del uso de AirSeal® iFS en particular, sino en general de la insuflación de CO2 en un espacio muy confinado en un campo operatorio situado por debajo del corazón y en un paciente colocado en Trendelenburg. “Al operar a una presión alta las venas, en caso de rotura, no sangran, y el cirujano no es capaz de percibirlo. Por eso, es importante trabajar con presiones bajas, una monitorización anestésica estrecha y, en caso de sospecha de embolismo gaseoso, detener la insuflación, poner al paciente en menos Trendelenburg y usar una gasa para detener la hemorragia”.